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domingo, 10 de enero de 2010

IMAGINAR

Hola de nuevo, ¿Cómo estáis, después del sermón de que el mundo se transforma?
Veis en mi vida siempre he sido muy espontánea, cuando pienso malo seguro que me equivoco.

Las monjas me regañaban porque decían que hablaba sin pensar y su lema era pensar y luego hablar, desde luego razón tenían sin embargo no me respetaban ni mucho menos me enseñaban.
Años más tarde me encontré en mi camino al Hermano Venancio, un hombre que medio confianza y que entendía mis puntos débiles e incluso mí gran imaginación, siempre me decía que la imaginación era un síntoma de inteligencia.
Me respetaba mí rapidez de habla e incluso lo veía interesante.
Era mí profesor de filosofía y religión, luego dejo la orden y busco su propia felicidad, gracias Venancio.
Sin ser un hombre guapo despertaba en mi el típico enamoramiento platónico normal entre alumna y profesor, aquí si que volaba mí imaginación.

Os estoy contado cositas que tenia guardaba en mi baúl de los recuerdos.

Entre los 11 y 16 años llene cientos de cuadernos de vestidos que diseñaba lo mas divertido para mí era la historia que me montaba yo, siempre eran mujeres trabajadoras, universitarias y que eran adoradas por sus maridos.
Tal cual mí vida, yo como miles de mujeres que transladamos la imaginación en fantasía si por casualidad nos hemos casado lo hemos hecho con el hombre de nuestra vida no de nuestros sueños.
Y las hay que ciertamente lo encuentran sin embargo algunas insisten dos, tres....

La cuestión es yo ya no tengo ni un solo dibujo de mi gran fantasía.

Mando un beso muy grande a Neus mí ex logopeda, se muy Feliz.

Os quiero Cocodrilos. Hasta pronto



1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola guapa, yo estoy bién, los sermones son para escucharlos o leerlos y como todo en la vida, cada cual saque sus consecuéncias. Para mi gusto el mundo se transforma con demasiada velocidad.
A mi, mi madre de pequeña, me decia que antes de hablar me mordierá la lengua, me costo años de esfuerzo lograrlo, a medias...
Es saludable abrir de vez en cuando el baúl de los recuerdos, creo yo. Un ejercicio que nos ayuda, muchas veces a darnos cuenta de lo afortunados que hemos sido.
Un petó.
Rosalia