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lunes, 3 de noviembre de 2008

MIS DOS ANGELES

HOLA AMIG@S, YA OS HE CONTADO QUE TENGO UN ANGEL DE 29 años, pues bien hoy hablare de los otros dos, que forman el trio necesario para vivir o al menos recibir la energia para intentarlo, son mi luz y solo puedo decir que siento adoracion por ellos.


LUCÍA

El día más feliz de mi vida fue en el hospital de Caubet, donde me anunciaron que lo que llevaba en mis entrañas era una NIÑA. Supe enseguida que se iba a llamar LUCÍA (aunque barajamos varios nombres), pero su nombre siempre pesó mucho. Fue tan grande mi alegría que no hay palabras para explicarla.
Mi hija nació el jueves 19 de septiembre de 1996, es virgo/virgo. Con esto quiero decir que tiene una personalidad muy fuerte.
Ya nació curiosa, al sacar la cabeza no sé le ocurrió otra cosa que levantar la carita (forceps arriba y abajo, y la mamá llena de puntos).
Lucía nunca se morirá de hambre, porque tiene una labia impresionante; en esto se parece mucho a mí. Sin embargo, en inteligencia, se parece a su padre.
Cuando nació Lucía, yo trabajaba mañana y tarde, por lo cual, era una mamá de fin de semana; conclusión, hasta que cumplió un año pasaba las mañanas con mi madre (de aquí su vena cotilla) y las tardes, con su papá. Cuando tenía un año empezó en Itaca (guardería), salía a las 12 y se hacía exactamente igual.
Su padre se encargó de enseñarle a comer, a andar, y, por supuesto, a los 18 meses le quitó el pañal (le fue perfecto).
De todas maneras, los genes no engañan. Lucía, de carácter, es 100 % Fernández.
Ella lo está pasando realmente mal conmigo, hay que pensar que yo era una mamá cariñosa (ahora no la puedo abrazar, no la puedo besar), además de una mamá marchosa, y, sobre todo, como cualquier madre, le daba todos los caprichos que podía.
Lo principal es que mi hija sepa que yo la adoro y que es uno de los motivos que me mantienen viva y, sobre todo, que me aporta mucha ilusión y esperanza. ¡TE QUIERO!

ROBERTO

Desde el momento en que supe que era un varón, supe también que sería ROBERTITO.
Nació sólo conmigo (por circunstancias de la vida, su padre estaba trabajando fuera -y además con tiburones-).
Sólo nacer supe que era un ángel (el segundo en mi vida). Lo primero que hizo fue sonreír y, acto seguido, lo cogí en brazos y unió su cabeza a la mía -no puedo explicar lo que sentí, era una unión para siempre-. (Quiero puntualizar que Mi hija LUCÍA sólo nacer mostró su independencia, le gustaba estar sola en la cuna, no soportaba que la cogieran en brazos).
La gente, en general, lo ve como un niño extraño, pero simplemente es tímido y pasa de aguantar a gente que ni le va ni le viene.
Él tiene adoración por su familia y por la casa.
Mi hijo ha sufrido mucho conmigo; al principio de la enfermedad, uno de los síntomas más claros es que te caes frecuentemente y te das unos batacazos impresionantes; pues bien, por la circunstancia que fuera, él casi siempre estaba conmigo, o bien en el colegio, o en Santanyí. La verdad es que siempre ha respondido muy bien y, sobre todo, me ha colmado de cariño.
Robertito siempre me mima y sobre todo me colma de amor.
Ahora ya está acostumbrado a verme enferma, pero yo, gracias a él, lucho para seguir hacia adelante. ¡TE QUIERO, HIJO!

Hasta pronto, cocodril@s! :))

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